Madrugada con Janis Joplin

Ayer miraba un documental en Cinemax sobre el Festival Express que en julio de 1970 reunió a diferentes músicos, quienes realizaron una gira por varias ciudades de Canadá. Entre ellos Janis Joplin. Mientras cantaba en uno de los espectáculos mencionó algo como esto: “Hubo un hombre en mi vida que un día dijo que se iba lejos para encontrarse consigo mismo, que se encontraría en África, en no se dónde. Pero yo le dije que lo que buscaba estaba aquí, llorando. Como buena capricorniana yo siempre lo esperaría. Un día él despertaría en Casablanca, se descubriría solo y lloraría”.
Quizá alguien ponga el grito en el cielo por la siguiente relación, pero mientras ella hablaba pensé en Cristo. Sí, en Cristo. Explico: pensé en el hombre –ser humano- que busca el sentido de la vida o busca encontrarse a sí mismo en diferentes filosofías o estilos de vida, pero al final descubre que está solo, completamente solo. Pero Jesús, con su eterno amor –nada parecido al terrenal- siempre está esperando, esperando. Aún así seguimos buscando el sentido de la vida y damos la espalda a quien expiró en la cruz. Janis murió quizá sin encontrar el sentido a su propia vida: entre la creciente melancolía del blues y bajo la pesada sombra de los alucinógenos. Una mujer que arriesgó todo por la música, que conquistó multitudes con su voz y personalidad. ¿Qué ganancia tendrá el ser humano si gana el mundo y pierde su alma?
Los dejo con esta reflexión de un simple mortal que mira avanzar la madrugada mientras escucha “ Cry baby”… “Maybe”… “Little girl blues”… “Work me Lord”… “Just a little bit harder”…

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