¿Por qué soy musulmana?

Hace algunos años una niña, que ahora es una señorita, me preguntó si Dios era anciano y si usaba sandalias. Al instante la mente comenzó a tratar de encontrar la mejor respuesta. Muchas preguntas que formulan los niños nos toman por sorpresa y nos ponen entre la espada y la pared. Espero el momento en que mi hijo, ahora de apenas cinco meses de edad, me interrogue de esa forma que solo ellos pueden hacerlo. Ya veremos.

En la obra literaria del escritor árabe Naguib Mahfuz hay un cuento llamado “Jardín de infancia”, donde una niña le pregunta a su padre por qué ella es musulmana y por qué su amiga Nadia es cristiana. Interrogantes desde el punto de vista de una pequeña, pero que tocan uno de los temas vitales de la humanidad: ¿cuál es la mejor religión? Más aún, ¿cuál es la verdadera religión?

Ya tendremos tiempo para abordar estas cuestiones. Por ahora, el relato:
—Papá...
—¿Qué?
—Yo y mi amiga Nadia siempre estamos juntas.
—Claro, porque es tu amiga.
—En clase... en el recreo... a la hora de comer...
—Estupendo... es una niña buena y juiciosa.
—Pero en la hora de religión yo voy a una clase y ella a otra.

Miró a la madre y vio que sonreía, ocupada en bordar un mantel. Y dijo, sonriendo también:
—Sí... pero sólo en la clase de religión...
—¿Y por qué, papá?
—Porque tú eres de una religión y ella de otra.
—Pero, ¿por qué, papá?
—Porque tú eres musulmana y ella cristiana.
—¿Y por qué, papá?
—Eres aún muy pequeña, ya lo comprenderás...
—No, ¡soy mayor!
—No, eres pequeña, cariñito...
—¿Y por qué soy musulmana?

Debía ser comprensivo y delicado: no faltar a los preceptos de la pedagogía moderna a la primera dificultad. Contestó:
—Porque papá es musulmán... mamá es musulmana...
—¿Y Nadia?
—Porque su papá es cristiano y su mamá también...

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