Soy gay, ¿me ama Dios?

Una pregunta importante en nuestro tiempo que amerita una respuesta honesta desde la perspectiva de Jesús, no desde el intelecto humano.

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Uno de los versículos más conocidos de la Biblia, Juan 3:16, dice: "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna". Es tan grande del amor de Dios que envió a su Hijo para morir por todo el mundo, por TODAS las personas del mundo. Así que debes saber que Dios te ama, Juan 3:16 es una prueba de ese amor.

A menudo Jesús era criticado porque se juntaba con los marginados o despreciados por la sociedad: prostitutas, ciegos, analfabetos, cobradores de impuestos, ladrones, leprosos, al grado que algunos de sus enemigos lo llamaban "amigo de pecadores" (Lucas 7:34). ¿Por qué Jesús no marginaba a estas personas? "Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido" (Lucas 19:10). 
Para los religiosos de la época de Jesús, los marginados no merecían oportunidad para gozar del amor y del perdón de Dios. Muchos de esos marginados tenían sed de escuchar palabras de aliento, respuestas a sus problemas y ser valorados como personas. Lucas nos cuenta lo siguiente en el capítulo 15:1,2: "Se acercaban a Jesús todos los publicanos y pecadores para oírle, y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: Este a los pecadores recibe, y con ellos come". Esa es la bondad y misericordia de Jesús: recibe a los pecadores.

Jesucristo recibe a los ladrones, gais, mentirosos, asesinos, borrachos, adúlteros; es decir, a todos los pecadores.

¿Insinúa que ser gay es pecado? Identificar a una persona como pecadora no es un insulto ni falta de respeto. Cuando Dios nos llama pecadores está diagnosticando nuestra deteriorada condición espiritual, porque el pecado nos separa de Dios (Isaías 59:2). En Romanos 3:23 leemos: "por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios". El pecado nos separa de Dios, cualquiera que sea. 
La Biblia dice en 1 Corintios 6:9,10: "¿O acaso no saben que los que hacen el mal no van a tener parte en el reino de Dios? No se engañen a ustedes mismos. Ni los que practican el pecado sexual, ni los adoradores de ídolos, ni los que cometen adulterio, ni los hombres que se dejan usar para tener sexo con otros hombres, ni los hombres que tienen sexo con ellos, tampoco los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los tramposos, ni los que maltratan a los demás con sus palabras, tendrán parte en el reino de Dios" (Biblia Palabra de Dios para Todos).

El pueblo de Dios está lleno de pecadores que han decidido abandonar su vida gobernada por el pecado, y aún hay lugar para muchos más. ¿Qué pide Jesús cuando recibe a un pecador -sea ladrón, borracho, gay, estafador, adúltero, prostituta o mentiroso-?: "no peques más" (Juan 5:14), "no peques más" (Juan 8:11). Jesús le dice al mentiroso: No peques más. Al borracho: No peques más. A la prostituta: No peques más. Al ladrón: No peques más. Al adúltero: No peques más. Al gay: No peques más. 

Dios ama a todos los gais del mundo y los llama al arrepentimiento. Jesús habló muy claro: "No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento" (Lucas 5:32). Una de las virtudes del amor de Dios es que no es hipócrita y no llama bueno a lo malo solo para calmar nuestra conciencia. El amor de Dios regenera, repara, reconstruye vidas. No siempre es un proceso agradable para el pecado, pero al final, la recompensa es grande para el pecador: "Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres" (Juan 8:32). 

¿Te atreves a dejar el pecado y aceptar estas palabras de amor de Jesús?: "Ten ánimo, hijo; tus pecados te son perdonados" -Mateo 9:2.

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